Leopoldo Augusto Fernández Salgado mejor conocido como "Trespatines", nació en Jagüey Grande, Cuba, el 26 de diciembre de 1904. Cuando era todavía un niño debió abandonar sus estudios y ponerse a trabajar como repartidor de pan, para ayudar a la economía familiar.
Fotografía de "Trespatines", que ilustra la portada del libro titulado “Leopoldo Fernández Trespatines - El Gran Cómico de América”, del escritor cubano Luis González-Lalondry. Haz clic sobre la imagen para ver la portada completa.
Tuvo otros hermanos que fueron cada uno de ellos: Aleida, conocida como "Hueso" quien todavía vive en El Vedado, muy cerca del Malecón. Otra de las hermanas era Ofelia, llamada también “Tita”, y Leopoldina, nombrada con el calificativo de "Nina". Su único hermano varón fue Joseito o Dagoberto conocido como "Tatica". Carrera artística
El afán de superación llevó al joven Leopoldo a hacerse telegrafista, oficio que luego cambió por el de tabaquero en la pequeña ciudad de Güines, al sur de La Habana. Su gracia natural y su espíritu lúdico lo acercaron al mundo de los espectáculos.
En 1926, Leopoldo regresa a Jagüey Grande y forma una compañía teatral junto con unos amigos. En ese mismo año es contratado para una gira nacional con Blanquita Gómez. Al terminar la gira vuelve a su ciudad natal para reincorporarse a su compañía, y viaja a La Habana donde conoce a Cándita Quintana, Federico Piñero, Alberto Garrido y a Mimí Cal, quien sería su esposa durante dieciséis años. Sus actuaciones lo llevaron a países como Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú y la República Dominicana.
Tras recorrer varios países de América con mucho éxito, en 1939 regresa a la Isla y conoce a Cástor Vispo (escritor) y a Mario Barral (productor). Trabajó en Venezuela por varios años, y en 1941 presentó en el Teatro Hispano de Nueva York a su Gran Compañía Cubana de Leopoldo Fernández, con éxito de público y crítica.
En 1931 (en plena época de oro de la zarzuela cubana), hizo su debut teatral en el Teatro Martí, en la comedia lírica Frivolina, presentada por la Compañía Cubana de Zarzuelas de la empresa Suárez-Rodríguez. Fernández sustituyó temporalmente al actor Alberto Garrido, titular de los papeles de «negrito». Después formó parte, de diciembre de 1931 a enero de 1932, de la Compañía de Revistas y Zarzuelas de Robreño-Grenet, en el teatro Payret. A su labor actoral añadió las de director artístico y autor dramático.
La primera vez que Leopoldo se dio a conocer en la radio, fue en la emisora CMBZ de La Casa Salas.
Trabajó en Venezuela por varios años, y en 1941 presentó en el Teatro Hispano de Nueva York a su Gran Compañía Cubana de Leopoldo Fernández, con éxito de público y crítica.
Trespatines cuando solía pintarse la cara de "negrito". Aquí lo vemos con el atuendo que utilizaba para interpretar al "Vigilante Chegoya" del programa de radio Precinto Competidora.
Es en 1942 (ó 1941) en que la emisora radial RHC "Cadena Azul" inaugura "La Tremenda Corte". Su facilidad para causar la risa en los auditorios que acudían a sus espectáculos, lo convirtió en figura insuperable dentro del teatro popular cubano. Su secreto estaba en el contraste entre su gracia verbal y su carácter ríspido enmarcados en el rostro poco expresivo y la figura magra. Su fuerza estaba en la palabra, en el chiste repentino o la frase chusca dicha en el momento justo, y que consiste en decir las cosas más hilarantes y disparatadas con sólo mover las manos y sin variar la expresión. Los deliciosos libretos de Castor Vispo satirizaban el desempeño de los Juzgados Correccionales y tenían como principal resorte malabarismos de lenguaje, a partir de anfibologías y retruécanos, a los que se sumaban la capacidad de improvisación de Fernández y su excelente química con Aníbal de Mar. El programa alcanzó elevados índices de audiencia y llegó a ser muy popular.
Leopoldo Fernández también popularizó durante finales la década de los cincuenta y principios de la siguiente década, otros personajes humorísticos con gran aceptación como el Vigilante Chegoya del programa radial “El Precinto Competidora” y “Domitilo” en la producción televisiva “Los Ricachos”. Pero tras Trespatines, el personaje de Pototo, del dueto Pototo y Filomeno, fue el que nuevamente lo condujo a cimas de popularidad. El programa pasó de la radio a la televisión, y al mismo tiempo los solicitados personajes aparecían en los shows de los centros nocturnos de La Habana y en la cinematografía de la época. Algunos de los filmes protagonizados por Leopoldo Fernández fueron El vigilante Chegoya (1948); Música, mujeres y piratas (1950); Príncipe de contrabando (1950), Hotel de muchachas (1951), ¡Olé…Cuba! (1957) y Surcos de libertad (1959). En muchos de estos filmes participó junto a su amigo de siempre Aníbal de Mar.
Cabe aclarar que el personaje de “El Vigilante Chegoya” que aparece en radio, es el mismo que aparece en cine en la película que lleva el nombre del mismo personaje. El filme titulado “El Vigilante Chegoya” (realizado en 1948), trata de una recopilación de “sketchs” humorísticos que ya habían aparecido intercalados en el Noticiario Royal News. La aparición de este tipo de películas era bastante común en esa época. Sus productores aseguraban un público para ellas basado en la popularidad de los personajes de la radio que aparecían en esos asuntos cortos. En esa película también participan Aníbal de Mar, Mimí Cal y otros más.
Este comediante excepcional, uno de los más raros talentos cubanos de todos los tiempos, fue alguien que hizo reír por años a distintas generaciones de cubanos e hizo del humor todo un estilo de vivir. Según testimonios, Leopoldo Fernández no era como tantos, él era la comicidad misma. Jamás dijo una mala palabra en televisión o radio y su humor; hoy en día no pasa de moda, demostrando que para hacer reír, no hace falta ser grosero.
Trespatines junto a Nananina para un programa de televisión.
En su vida pública, Leopoldo se caracterizaba por ser muy desenvuelto en la escena, pero en su vida particular tenía más bien un carácter serio y hasta callado, cosa que suele ser un rasgo muy frecuente en muchas figuras cumbre del humor.
Un detalle curioso que apunta Rosendo Rosell en sus colorido libro “Vida y Milagros de la Farándula de Cuba”, es que Leopoldo se pintaba la cara como negrito, a pesar de que el programa era transmitido por radio y el público no podía ver al personaje. Ya con el pasar de los años, Leopoldo dejó de pintarse sin que ello restara un ápice a su comicidad.
Aunque Leopoldo Fernández era hombre atildado y de pulcritud en el vestir, adornaba sus creaciones con un sombrerito de paja, un delgado corbatín y sacos con rayas verticales gruesas que le daban un toque de aristocracia, estilo del actor y director francés Jacques Tati, insertado en el trópico caribeño. Esta fue la misma indumentaria que llevó inicialmente a la radio, y que gracias al ingenio y la agudeza del comediógrafo Cástor Vispo, con su inolvidable creación "La Tremenda Corte", harían internacionalmente conocido a Fernández, entonces bautizado dentro del programa como "Trespatines", un personaje cínico y deslenguado –pero gracioso–, sobre el cual giraba la trama de todos los episodios creados por Vispo.
Aníbal de Mar y Leopoldo Fernández actuando en la película "Olé Cuba". Al fondo a la derecha se aprecia la figura de Mimí Cal
Sin duda la genial pluma de Cástor Vispo tuvo la magia para que salieran las hilarantes situaciones y los personajes que rodearon a Trespatines. Precisamente este programa fue innumerables veces imitado en muchos países de Latinoamérica (actores y modismos locales), pero jamás fue igualado por ningún otro. La Tremenda Corte con su característico humor, se sumó junto a las aventuras de Chan Li Po, el genial detective chino, y ese súmmum del melodrama, en producciones que cambiaron para siempre la vida de sus actores.
Entre aquellas personas que trabajaron junto a Leopoldo en La Tremenda Corte se recuerda a Aníbal del Mar (El Tremendo Juez), Adolfo Otero, Julito Díaz, Jesús Alvariño, Julita Muñoz y la inefable "Nananina", recreada por Manuela "Mimí" Cal, mujer de Trespatines por varios años y de quien después se divorció, aunque siguieron trabajando juntos en el programa, compartiendo las inevitables situaciones de rompe y rasga, de vaya y venga; naturales entre quienes han sido fuego y ahora sólo guardan rescoldo.
Su discografía, conformada por diálogos cómicos y números musicales con Aníbal de Mar, ocupó los primeros lugares en los 'hits parades' de la época. Uno de sus LP obtuvo un Disco de Oro en 1957.
Continuó compartiendo el trabajo en los medios con la labor teatral. Con sus compañías Trespatines Follies y Compañía de Leopoldo Fernández, presentó temporadas en los teatros Campoamor, Actualidades, Martí, y otros, con enorme éxito de público.
Entre noviembre de 1960 y mayo de 1962 realizó funciones diarias con la Compañía de Revistas de Leopoldo Fernández en el Teatro Estrada Palma (llamado desde 1961 Teatro Federico García Lorca). Para ese entonces Leopoldo Fernández era un hombre famoso.
El medio artístico cubano sufre un fuerte revés cuando a principios de 1962 el gobierno fidelista incauta radio CMQ, lugar donde Leopoldo trabajaba artísticamente. Cabe recordar que las fuerzas revolucionarias de Fidel Castro se habían hecho del poder en Cuba en enero de 1959.
Para el año de 1962, Leopoldo sale de Cuba a bordo de un barco con rumbo a Miami. Leopoldo nunca fue un disidente político y las razones de su partida de Cuba son en general de orden económico. En Estados Unidos continuó presentándose en la radio y la televisión. Realizó temporadas teatrales en Miami y Los Ángeles, e intervino en el largometraje 3K3, donde el personaje de Pototo aparecía como detective. Sin embargo, su llegada a Miami junto a tantos artistas cubanos, fue criticada, debido a muchos factores de la época, como el idioma y la falta de teatros en español, donde los artistas cubanos tuvieron que realizar diferentes trabajos que no tenían nada que ver con su arte.